Historia en un Puerto de Río San Juan
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Foto tomada por Jean Carlos Tejada ig. @fotohistoriard |
En un puerto de Río San Juan
Luisa veía fijamente aquella vieja barca,
esa que pintada de inocencia
escondía grandes
secretos,
secretos que nadie debía saber,
que a nadie debía de
contar.
Luisa le miraba, y sabía que
se hacia la inocente,
que no sabía nada,
que no mataba ni a una mosca,
pero luisa
sabía algo de aquella pequeña barca azul,
y lo recuerda para no
olvidar.
Y llora mientras ve
en su memoria el remar,
bajo una noche larga
de verano,
cuando la luna
se llenaba de vida y
brillaba
con tanta hermorura
que le hizo llorar,
así como ahora
que suspira entre los recuerdos.
Y vuelve a mirar a aquella barca mientras la desata,
con una mirada de
odio
y le rocia petroleo
de uno que había en un barril en casa de su abuelo,
y le mira otra vez,
triste,
con su mirada perdida en el recuerdo,
llorando,
mientras le ve arder
y alejarse en la oscuridad
de la noche,
llevándose todo esos
secretos,
deseando que con ella el recuerdo,
toda ésa complicidad,
remordimiento y culpa.
Mientras ve en ella arder
a aquél
que la hizo mujer,
aquél que le prometió
esa noche de luna llena,
a ésa luna que brillaba
en lo alto de la noche
y luego se marchó
con otra,
rompiéndole el alma,
destruyendo su mundo
en mil pedazos.
Y se va, dejando ése pasado oculto
dejando que la vieja barca
ardiera en la oscuridad,
sóla, en silencio,
sin nadie que le auxilie
o escuche.
Autor
@Jcttpoesía
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